lunes, 21 de enero de 2008

El Banco del Sur: un parto difícil

Por H.C.

Durante la semana pasada tuvo lugar en Caracas una nueva reunión técnica para definir la forma y el funcionamiento de un futuro
Banco del Sur. La iniciativa recorre a los países del MERCOSUR y sus socios desde hace años, y sin embargo, ahora que sólo parecerían faltar los últimos detalles de la compleja tarea de crear la primera institución financiera sudamericana, el contexto internacional arroja incertidumbres sobre el futuro del proyecto.

En cuanto a la economía internacional entendida como un todo, la crisis de las hipotecas sub-prime en los Estados Unidos ha terminado por contagiarse al conjunto del sistema financiero, a la actividad de la construcción, a los índices de confianza del consumidor y, como si esto fuera poco, a las elecciones primarias que definirán los candidatos demócratas y republicanos para las próximas elecciones presidenciales. Las amenazas de recesión en la primera economía del mundo, sin embargo, son mucho más que anecdóticas noticias del extranjero: como advierten los principales analistas de Estados Unidos y el mundo, una caída del consumo norteamericano podría desacelerar el importante crecimiento que el mundo vivió durante los últimos cinco años. Y del que Argentina tanto se benefició.

En el contexto regional, mientras tanto, los conflictos bilaterales se siguen sumando aún entre aquellos países que estarán asociados en un futuro Banco del Sur, como es el caso del enfrentamiento diplomático que sostienen, ya desde hace años, Uruguay y Argentina por la
violación al Tratado del Río Uruguay. A este problema se le han sumado otros nuevos, y algunos, como el reclamo de Bolivia frente a Chile por el territorio perdido durante la Guerra del Pacífico, que ya superan el siglo de antigüedad. Entre los más recientes pueden contarse los reclamos de Perú también a Chile, por el trazado de las fronteras en la plataforma marina del Océano Pacífico, o el conflicto político entre el presidente venezolano, Hugo Chávez, y su par colombiano, Álvaro Uribe por las controversias en torno al canje humanitario con las FARC y el status político de este grupo guerrillero.

Así, el muy bienvenido proyecto de un institución financiera sudamericana para los sudamericanos está enmarcado en un contexto complicado tanto en lo económico como en lo político. Y sin embargo, éste es sólo un motivo más para que los responsables del éxito de esta nueva propuesta aceleren las negociaciones y la puesta en marcha del organismo: ninguno de los conflictos antes repasados parecería tener, en el corto plazo, una solución fácil de instrumentar.


De todos modos, y para concluir este breve análisis, vale la pena resaltar que la iniciativa no sólo se encuentra amenazada por sus demoras en el tiempo, sino también por una falta de compromiso real de los Estados participantes. 10 mil millones de dólares: esa es el capital con el que contaría el banco en el momento de su creación. Una cifra similar al pago anticipado que Argentina, ni que hablar de Brasil, realizó en un mismo día al FMI para liberarse de su tutela. Un monto que representa con bastante exactitud las pérdidas que sufrió el grupo del City Bank, tercer banco en los Estados Unidos, solo en un trimestre de la crisis financiera causada por los sub-prime. 10 mil millones de dólares parece mucho dinero; ¿alcanzará para cubrir las necesidades de inversión de una región que busca integrarse frente a un mundo cada vez más competitivo?

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