Por Tincho
Todos somos iguales ante la ley. Por lo menos, ese debería ser el precepto a seguir a la hora de pagar los impuestos. Sin embargo, existe un privilegio que alcanza a los jueces: están exentos de tributar ganancias. Atendiendo está desigualdad, la presidenta electa, Cristina Fernández de Kirchner, advirtió esta semana que su situación podría cambiar.
Desde los tribunales las críticas de los magistrados no tardaron en llegar. Consideran que si tuvieran que pagar ganancias, se violaría el principio de la intangibilidad de los salarios, una de las garantías constitucionales que junto a la inamovilidad de los jueces en su cargo mientras dure su buena conducta, asegura la independencia del Poder Judicial y lo protege de los abusos por parte de los otros poderes.
Una lectura más política, sugeriría que, quizá, el aviso de Cristina configura un intento de reprimenda hacia la Justicia por el fallo de la Corte en el caso Badaro. La sentencia obliga al Estado a actualizar un 88,6 por ciento los haberes de un jubilado, una decisión que dicta un peligroso precedente para las cuentas del Gobierno y puede llegar a afectar el superávit fiscal en el futuro.
Más allá de cualquier especulación, podríamos preguntarnos cómo se los puede presionar a los magistrados si comienzan a pagar como el resto de la sociedad. Muy por el contrario, parece colocarlos en un sano pie de igualdad ante la ley.
Preguntas: ¿Está bien que los jueces no paguen Ganancias?¿Deberían ser iguales al resto de los ciudadanos o mantener su privilegio en pos de mantener la independencia?
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