viernes, 8 de febrero de 2008

Queda Zapatero



Por Tomás

Mientras los medios centran la atención en las primarias en Estados Unidos, España e Italia se preparan para dos elecciones que reconfigurarán el tablero político de Europa Occidental y que amenazan con acentuar las posiciones anti -migratorias de la región. Dos elecciones en las que la socialdemocracia intentará resistir la serie de triunfos de políticos conservadores en el continente.


En España, el presidente socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, y el opositor Partido Popular (PP), que lleva como candidato a Mariano Rajoy, vienen peleando palmo a palmo cuando falta menos de un mes para las presidenciales del 9 de marzo, aunque las
encuestas indican que en los últimos días Zapatero sacó una leve ventaja del 6% en la intención de voto. Ante estos números, la reacción del PP no tardó en llegar y atacó dónde más cómodo se siente: la inmigración. Rajoy anunció que “nunca más habrá regularizaciones masivas” y que cada extranjero deberá cumplir con “un contrato” que lo obligará a “respetar las costumbres españolas”, entre otras difusas medidas cercanas a la xenofobia. No es casual el momento en que reaparece este discurso de tinte populista propio del PP (en Europa los populismos se asocian a la derecha). Es que el desaceleramiento que está padeciendo la economía española y europea por efecto de la crisis financiera en Estados Unidos tienen como consecuencia una menor generación de empleo (el desempleo en el cuarto trimestre del 2007 se ubicó en el 8,6%). Ideal para que los xenófobos vuelvan a cargar las tintas sobre los puestos de trabajo que ocupan los inmigrantes.

Pero el PP no es el único partido con este discurso en Europa. Su plataforma
se basa en las medidas adoptadas por el presidente francés, Nicolás Sarkozy, quien llegó a calificar a los inmigrantes de “escoria” cuando los levantamientos en París representaban un dolor de cabeza para el entonces ministro del Interior del Gobierno de Jaques Chirac. También la canciller alemana, Angela Merkel, fue criticada por las restricciones que aplicó a la inmigración turca en su país.

En este contexto, España e Italia son dos de los pocos países de Europa Occidental que todavía son gobernados por la socialdemocracia, pero les será difícil mantenerse en el poder. Sobre todo en Italia, donde las peleas internas terminaron con el Gobierno del primer ministro Romano Prodi, lo que provocó que el presidente Giorgio Napolitano disuelva el Congreso y llame a elecciones para el 13 de abril. El principal candidato según los sondeos es el interminable Silvio Berlusconi, que irá por su tercer período como primer ministro. Su rival será el alcalde de Roma, Walter Veltroni, que intentará reposicionar a la centroizquierda luego de la debacle del Gobierno de Prodi.

Todo indica que la
derecha volverá a gobernar en Italia y que se sumará a la ola anti-migratoria en el viejo Continente. Malas noticias no sólo para los inmigrantes, sino también para Zapatero, quien en caso de ganar en España, políticamente quedará un poco más solo en Europa.

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