Un teatro elegante, butacas acolchadas, una pantalla de video gigante, globos, papelitos celestes y blancos, y la bandera argentina de fondo. Los tambores quedaron afuera y la marcha peronista para otro día. Parece uno de esos actos apolíticos del macrismo en Capital, esa fuerza “sin pasado” que pretende haber surgido de la nada. Pero no. Es el lanzamiento de Cristina Fernández de Kirchner en el Teatro Argentino de La Plata.
La ausencia de simbología no es un detalle. El acto muestra, una vez más, los profundos cambios que están operando en la política de los últimos años, en especial a partir de la crisis de identidad partidaria que implicó el colapso del 2001. Por supuesto que no se trata de un cambio en la forma de construcción política, la cual continúa reciclando las prácticas y aparatos de siempre. Es más bien una modificación de la relación entre representantes y representados. Como dijo Giovanni Sartori, estamos en la época de la video-política.
Hoy en día las campañas se conciben en un formato mediático, especialmente televisivo. Las estrategias publicitarias se piensan a partir de lo que es más efectivo para llegar al público. Por eso, a pesar de la gran capacidad oratoria que mostró Cristina Kirchner, el peso de su campaña recaerá sobre su trabajada imagen y no sobre los discursos. No parece algo muy distinto al marketing político que Macri desarrolló siguiendo al pie de la letra las recomendaciones de Jaime Durán Barba. Por el contrario, el Gobierno hasta parece haber tomado algunas de sus premisas. ¿Para que arriesgar si se está ganando? Y ni hablar de debate.
Algo similar ocurre con el lanzamiento de la fórmula Roberto Lavagna – Gerardo Morales en la localidad jujeña de Tilcara, en un acto frente al cerro Pucará con un ritual de ofrenda a la Pachamama (Madre Tierra) incluido. Es que si bien es elogiable la realización de un acto lejos del centralismo porteño, no es menos cierto que los verdaderos destinatarios no eran las agrupaciones que escuchaban al pie de la montaña. El intento de mostrar una imagen federal se completa con el próximo acto que el ex ministro de Economía realizará en Usuahia. La búsqueda de un contraste con el acto oficialista está a la vista.
Los otros candidatos, Elisa Carrió y Ricardo López Murphy, intentarán construir su campaña a través de la aparición en programas televisivos. El bulldog espera no equivocarse como en las legislativas del 2005, cuando su increíble spot televisivo terminó de sepultarlo en la Provincia de Buenos Aires. La líder de la Coalición Cívica (segunda en las encuestas según el blog de Artemio López) deberá recurrir a los medios si quiere seguir subiendo en la carrera electoral, a pesar de su rechazo a realizar spots.
En definitiva, esta forma tan poco partidaria de hacer política promete continuar por un largo tiempo, tal vez hasta que vuelva a reconfigurarse el espectro político y la gente pueda dejar la apatía y volver a identificarse con un proyecto de país. Esa posibilidad parece muy lejana. Es que la idea de que “se vayan todos” del 2001 todavía está latente. Por ahí se debe a que buena parte de las cartas que nos llevaron hasta la gran crisis todavía siguen en la mesa. Se mezcló y se repartió de nuevo, pero el mazo es el mismo.
La ausencia de simbología no es un detalle. El acto muestra, una vez más, los profundos cambios que están operando en la política de los últimos años, en especial a partir de la crisis de identidad partidaria que implicó el colapso del 2001. Por supuesto que no se trata de un cambio en la forma de construcción política, la cual continúa reciclando las prácticas y aparatos de siempre. Es más bien una modificación de la relación entre representantes y representados. Como dijo Giovanni Sartori, estamos en la época de la video-política.
Hoy en día las campañas se conciben en un formato mediático, especialmente televisivo. Las estrategias publicitarias se piensan a partir de lo que es más efectivo para llegar al público. Por eso, a pesar de la gran capacidad oratoria que mostró Cristina Kirchner, el peso de su campaña recaerá sobre su trabajada imagen y no sobre los discursos. No parece algo muy distinto al marketing político que Macri desarrolló siguiendo al pie de la letra las recomendaciones de Jaime Durán Barba. Por el contrario, el Gobierno hasta parece haber tomado algunas de sus premisas. ¿Para que arriesgar si se está ganando? Y ni hablar de debate.
Algo similar ocurre con el lanzamiento de la fórmula Roberto Lavagna – Gerardo Morales en la localidad jujeña de Tilcara, en un acto frente al cerro Pucará con un ritual de ofrenda a la Pachamama (Madre Tierra) incluido. Es que si bien es elogiable la realización de un acto lejos del centralismo porteño, no es menos cierto que los verdaderos destinatarios no eran las agrupaciones que escuchaban al pie de la montaña. El intento de mostrar una imagen federal se completa con el próximo acto que el ex ministro de Economía realizará en Usuahia. La búsqueda de un contraste con el acto oficialista está a la vista.
Los otros candidatos, Elisa Carrió y Ricardo López Murphy, intentarán construir su campaña a través de la aparición en programas televisivos. El bulldog espera no equivocarse como en las legislativas del 2005, cuando su increíble spot televisivo terminó de sepultarlo en la Provincia de Buenos Aires. La líder de la Coalición Cívica (segunda en las encuestas según el blog de Artemio López) deberá recurrir a los medios si quiere seguir subiendo en la carrera electoral, a pesar de su rechazo a realizar spots.
En definitiva, esta forma tan poco partidaria de hacer política promete continuar por un largo tiempo, tal vez hasta que vuelva a reconfigurarse el espectro político y la gente pueda dejar la apatía y volver a identificarse con un proyecto de país. Esa posibilidad parece muy lejana. Es que la idea de que “se vayan todos” del 2001 todavía está latente. Por ahí se debe a que buena parte de las cartas que nos llevaron hasta la gran crisis todavía siguen en la mesa. Se mezcló y se repartió de nuevo, pero el mazo es el mismo.
1 comentario:
tuve la oportunidad de hacer un log serio e informativo, y opte por la joda. me gusta lo que veo. buena accion de dejar en ciudad cartelitos con tu direccion, desesperante, pero buena. saludos
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