lunes, 30 de julio de 2007

Río 2007: se hace lo que se puede

Por MPDP

Estamos cada vez más lejos. La delegación argentina que fue a competir a los Panamericanos brasileños de Río de Janeiro
mantuvo la séptima posición alcanzada en Santo Domingo 2003, pero con menos medallas, sobre todo, doradas. Es que nuestros deportistas consiguieron tan sólo 11 oros, cinco menos que los 16 conseguidos en la capital dominicana, cuando estabamos en plena crisis.

Con una de las delegaciones más numerosas –se enviaron más de 400 atletas-, Argentina dejó claro que los deportistas nacionales hacen lo que pueden. Su esfuerzo a veces alcanza para conseguir alguna presea, pero en muchas oportunidades se desperdicia por falta de apoyo o incompetencia de los dirigentes.

El caso de los remeros es paradigmático: una vez instalados en Río tuvieron problemas para entrenar porque le faltaban ¡botes! Sus embarcaciones permanecían detenidas en la aduana brasileña por cuestiones burocráticas no previstas por los dirigentes de la federación, que deben haber aprovechado los días en la ciudad carioca para tomarse unas lindas vacaciones. Mientras terminaban los trámites, los deportistas argentinos entrenaban con botes alquilados –carísimos-, que desconocían por su distinto peso y diseño.

Sin embargo, contra todo pronóstico, el remo consiguió muchas medallas, incluso dos doradas. No caben dudas del enorme potencial de este deporte que en pésimas condiciones consiguió excelentes resultados. Así las cosas, flota una pregunta: ¿cuántas medallas hubieran conseguido los remeros sino hubieran sufrido ningún contratiempo? ¿Cuánto potencial se desperdicia por la impericia de las federaciones?

Lo más triste es que hay muchos casos como el mencionado, con la salvedad que en su mayoría siguen una lógica y no logran resultados que los saquen del completo anonimato. Similares percances sufren boxeadores, judocas, pesistas, palistas, nadadores, atletas, y un etc... muy largo, casi interminable.

Para peor, la histórica ausencia de política deportiva en Argentina provoca que países tradicionalmente inferiores en este plano, como México, Colombia y Venezuela, ahora nos superen o compitan mano a mano. Ni hablar de Brasil, que gracias a un plan de incentivo al alto rendimiento -invierte 10 veces más dinero- apunta a meterse entre las potencias olímpicas en los próximos años. Mientras tanto, nosotros seguiremos alentando al fútbol, al básquet y a las leonas.

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