miércoles, 1 de agosto de 2007

Una obra del siglo XIX que sigue vigente

Por TR

Obra: Un enemigo del pueblo
Autoría: Henrik Ibsen.
Adaptación y dirección: Sergio Renán.
Elenco principal: Luis Brandoni, Pepe Novoa, Sergio Boris, Stella Galazzi, Alberto Segado, Horacio Peña, Julieta Zylberberg, Marcos Woinski, Daniel Tedeschi.
Teatro: San Martín
Puntaje de nuestro humilde blog: 8 (ocho)

Después de ver Un enemigo del pueblo hasta dan ganas de votar a Luis Brandoni. No por la obra, sino por el papel de héroe incomprendido que el actor y político radical representa en la función dirigida por Sergio Renán, que se puede ver de miércoles a domingo hasta el 26 de agosto a las 20.30 en el Teatro San Martín.

Basada en el libro escrito en 1882 por el dramaturgo y poeta noruego
Henrik Ibsen, la adaptación de Renán mantiene un fuerte tono ético y de crítica social. La forma en que se plantean algunos temas puede parecer ingenua y simple, pero si se tiene en cuenta que la obra fue realizada a fines del siglo XIX, no deja de sorprender la vigencia de muchos de los problemas que trata: la corrupción en la política, la imposición de intereses económicos por sobre la vida misma de las personas, las fallas y los riesgos de la democracia, la demagogia y el manejo irregular de la prensa.

La historia transcurre en una ciudad portuaria que obtiene sus ingresos de los visitantes que recibe su balneario. El problema comienza cuando el doctor Thomas Stockmann (interpretado por Brandoni) descubre que las aguas están contaminadas, lo que en caso de hacerse público implicaría un fuerte golpe a la principal fuente de riqueza del lugar. Esto lo lleva a enfrentarse primero con el alcalde (Alberto Segado), que es nada menos que su hermano, y luego con el resto de la ciudad.

Un enemigo del pueblo es una obra interesante y bien lograda, aunque tal vez un poco larga y tediosa para aquellos que buscan algo más entretenido en las vacaciones de invierno. El vestuario -típico de la época- y la variedad de escenarios que propone la puesta en escena, también son para destacar. De todos modos, la obra puede ser mejor apreciada si se tiene en cuenta el contexto en que fue escrita. A pesar de la adaptación de muchos diálogos y nombres (y de la vigencia de varios de los temas), no vale hacer “presentismo” y juzgar con los ojos del siglo XXI.

No hay comentarios.: