Macri le puede dar las gracias a Ibarra y Telerman. El candidato de Pro está muy cerca de ganar la Capital y a la ahora de los reconocimientos no debería olvidar que la pobre imagen de las últimas gestiones del progresismo porteño le abrió las puertas de par en par.
El casi seguro ascenso de la derecha en la Ciudad de Buenos Aires no implica necesariamente un cambio en la posición ideológica de su electorado. Es cierto que una parte importante de los habitantes porteños es más afín a posturas conservadoras. Pero eso no explica el triunfo de Macri, ya que también ha existido históricamente un amplio sector con ideas progresistas en la Capital.
En realidad, lo que queda claro con esta elección es que Macri ya no es un fenómeno que se limita a las elites. Gran parte de su victoria se debe a la gestión del denominado progresismo (llámese Ibarra o Telerman) desde el 2000 hasta la fecha. ¿Es que acaso hubo mejoras sustanciales en la educación, la salud, la emergencia habitacional y la distribución del ingreso en estos siete años? Podría argumentarse que la crisis del 2001 y el desequilibrio político provocado por Cromañón condicionaron las últimas gestiones. En todo caso, esto último hablaría de una incapacidad para evitar o superar los inconvenientes.
De cara al futuro y tras la casi segura derrota de Filmus en el ballotagge, el progresismo deberá reconstruir un espacio que pueda volver a identificarse con los porteños, algo que muy bien aprovecharon Macri y Michetti con su apelación a los vecinos y el cuento de que representan la nueva política. La Ciudad necesita con urgencia un nuevo progresismo. Que mantenga y haga efectivos los históricos principios de justicia social, salud y educación, sin dejar por ello de tener propuestas concretas para la vida cotidiana. Y que al mismo tiempo incorpore mecanismos democráticos de mayor transparencia y descentralización. Para que la democracia y la institucionalidad dejen de ser el caballito de batalla de los sectores conservadores.
En definitiva, el temido ascenso de Macri no se explica por una derechización del electorado, sino en gran medida por la división y la crisis de representatividad del progresismo porteño.
El casi seguro ascenso de la derecha en la Ciudad de Buenos Aires no implica necesariamente un cambio en la posición ideológica de su electorado. Es cierto que una parte importante de los habitantes porteños es más afín a posturas conservadoras. Pero eso no explica el triunfo de Macri, ya que también ha existido históricamente un amplio sector con ideas progresistas en la Capital.
En realidad, lo que queda claro con esta elección es que Macri ya no es un fenómeno que se limita a las elites. Gran parte de su victoria se debe a la gestión del denominado progresismo (llámese Ibarra o Telerman) desde el 2000 hasta la fecha. ¿Es que acaso hubo mejoras sustanciales en la educación, la salud, la emergencia habitacional y la distribución del ingreso en estos siete años? Podría argumentarse que la crisis del 2001 y el desequilibrio político provocado por Cromañón condicionaron las últimas gestiones. En todo caso, esto último hablaría de una incapacidad para evitar o superar los inconvenientes.
De cara al futuro y tras la casi segura derrota de Filmus en el ballotagge, el progresismo deberá reconstruir un espacio que pueda volver a identificarse con los porteños, algo que muy bien aprovecharon Macri y Michetti con su apelación a los vecinos y el cuento de que representan la nueva política. La Ciudad necesita con urgencia un nuevo progresismo. Que mantenga y haga efectivos los históricos principios de justicia social, salud y educación, sin dejar por ello de tener propuestas concretas para la vida cotidiana. Y que al mismo tiempo incorpore mecanismos democráticos de mayor transparencia y descentralización. Para que la democracia y la institucionalidad dejen de ser el caballito de batalla de los sectores conservadores.
En definitiva, el temido ascenso de Macri no se explica por una derechización del electorado, sino en gran medida por la división y la crisis de representatividad del progresismo porteño.
1 comentario:
Llegué acá por el blog de Axel!
Me encantó
Ahora sí, dejo mi comentario de opinión
Además de Telerman e Ibarra Macri ganó bastantes puntos con la famosa 'administración' del C.A.B.J.
Digamos que le vino perfecto... En FOX se repitió 'buena administración' más de tres veces seguro. En fin, creo que Macri es 'lo distinto' y para muchos es una esperanza de cambio.
Hay que reconocer que tiene un marketing de la ostia... Vaya uno a saber en qué va a pasar con Buenos Aires después del 24
Chicos los felicito por el blog, está excelente
Saludos
Maru
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